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The Creation of the Animals (Spanish)

Los relatos del Génesis sobre la creación de los animales van directamente a la raíz de cómo imaginamos el lugar de la humanidad en relación con el cosmos.


Jacopo “Il Tintoretto” Robusti

La creación de los animales
Autor: Samuel Tongue
Tradujo: Ruth Iliana Cohan (Asociación Bíblica Argentina)

Los relatos de la creación van directamente al corazón de la autocomprensión humana. Y a menudo se centran en los orígenes: el cosmos y la humanidad, y la relación entre estos. Por ejemplo, ¿los seres humanos se encuentran en el pináculo de la creación, hechos a imagen de Yahvé-Elohim? O, siguiendo a Charles Darwin y Alfred Russel Wallace, ¿son los humanos, ha-adam, otra rama del árbol evolutivo, hecho de tierra, que comparte sangre y aliento con kol nefesh, “todo ser viviente que se mueve” (Gen 1:21)?

Las narraciones más conocidas sobre la creación se encuentran en el Génesis, en donde la creación de los seres humanos y la de de los animales ocurren en realidad dos veces y están estrechamente relacionadas. El primer relato comprime la creación y la bendición de toda la manada del reino animal en solo seis versículos (Gen 1:20-25). Posteriormente, los seres humanos femeninos y masculinos son creados a imagen de Dios y se les da “dominio” sobre todas las demás criaturas vivientes (Gen1:26-28).

La segunda narración invierte la secuencia de la creación, primero es creado Adán, antes que los animales (Gen 2:7). Aquí, Dios forma al hombre con el polvo de la tierra e insufla aliento de vida en “sus fosas nasales”. Sin embargo, Adán estaba solo y Dios decide hacerle una “ayuda” de “todos los animales del campo y todas las aves del cielo” (Gen 2:19-20); la creación de los animales en este relato toma solo dos versículos. Adán nombra a cada uno, pero ninguno es una compañía adecuada, lo que lleva a Dios a crear a la mujer a partir de la costilla de Adán.

Entonces, ¿qué implican estos textos sobre la coexistencia de los seres humanos y los animales? Para muchos biblistas la respuesta se centra en las connotaciones de la palabra hebrea radah (Gen 1:26). Con su significado básico de “pisotear o aplastar” y vinculada con la legislación real en la Biblia Hebrea, radah a menudo es traducida como “dominio”. Cuando esto se combina con el mandamiento divino en Gen 1:28 de “llenar la tierra y someterla”, la humanidad parece divinamente consagrada a dominar al resto de la creación. En su famoso ensayo, “Las raíces históricas de nuestra crisis ecológica” (1967), Lynn White Jr. argumenta que la lectura de estos pasajes por parte del cristianismo occidental ha permitido a la humanidad la explotación científica y tecnológica del medio ambiente. Como señala White, “a pesar de Darwin, no somos, en nuestros corazones, parte del proceso natural” (p.1206).

Otros han sugerido que la palabra domino debe entenderse como una norma más benévola o como protección. Génesis 2:15 sugiere que Adán es creado para labrar y mantener el jardín en orden, y algunos intérpretes toman esto (con otros versículos) para sugerir que los seres humanos deben ser administradores responsables. Además, muchas personas interpretan Gen 1:29 como un énfasis en la dieta vegetariana de Adán y Eva, y la carne solo se convierte en parte de la mesa después de que Noé escapa del diluvio (Gen 9:3). Sin embargo, en el segundo relato de la creación, Dios también viste el desnudo de Adán y Eva con pieles (Gen 3:21), dando a entender que algunos de los animales recién creados podrían haber sido utilizados. Las ambigüedades que rodean la relación de la humanidad con otros animales continúan a lo largo de la Biblia.

Pero cada vez más filósofos, teólogos, poetas, artistas y activistas intentan reinsertar a los seres humanos en el proceso natural del cosmos. En su soneto “Naming the Animals” Anthony Hecht intenta traer a Adán (ha-adam) de vuelta a la tierra (ha-adamah) y así re-imaginar la relación entre el primer hombre y los animales; para el poeta, la humildad y el humus (tierra) están estrechamente relacionados. Darren Aronofsky, el director de la película Noé (2014), afirmó que Noé fue el primer ambientalista por el papel que juega en la salvación de los animales. Independientemente de cómo se tome esta afirmación, el mandato de Dios a Noé en Gen 6:19 hace eco al lenguaje utilizado en la creación en Gen 1:21. En el Génesis, la creación solo puede ser recreada después del diluvio con la presencia de todas las criaturas vivientes.

Quizás, imaginar la humildad del arca, viviendo codo a codo con “cada animal del campo y cada ave del cielo” (Gen 2:19), podría recordarnos nuestra propia animalidad y ayudarnos a reconocer que nosotros también somos criaturas vivientes.

  • Samuel Tongue

    Samuel Tongue is associate lecturer and postdoctoral researcher at the University of Glasgow and coeditor (with A. K. M. Adam) of Looking Through a Glass Bible: Postdisciplinary Biblical Interpretations from the Glasgow School (Brill, 2014).